08 julio, 2010





JACKSON PHILIP W.


Es Profesor de la Universidad de Chicago. Con una larga trayectoria desde 1968 en que publica Life in classroom (La vida en las aulas. Madrid, Marova, 1975; y en Madrid, Morata, 1991), otros libros conocidos son Enseñanzas implícitas (Buenos Aires, Amorrortu, 1999) y Práctica de la enseñanza (Buenos Aires, Amorrortu, 2002). Fue, asímismo, editor de la 3ª edición del Handbook of research on curriculum (Nueva York: Macmillan 1992) y, en los últimos años, es estudioso y editor de obras de Dewey.
Philip W. Jackson, es uno de los primeros investigadores que verdaderamente llega a presentar una gran atención a los comentarios que realizan los profesores y profesoras acerca de su propio trabajo como profesionales y a todo lo que sucede en realidad en el interior de las aulas. Esto le permite advenir que la enseñanza es una actividad mucho más compleja de lo que la mayoría del profesorado así como muchos investigadores e investigadoras, acostumbran a pensar.
Jackson en un primer momento de su investigación, parte de una especie de conductismo, como era la aplicación de tests, para abandonar este camino y bajar la arena, al ruedo, al campo de los hechos. Es decir ya no va a ser el laboratorio el lugar cómodo donde va a traducir e interpretar sus trabajos de investigación, si no que visitaran una y mil escuelas, multitud de centros educativos, para tomar ciento y miles de notas de lo que allí acontecía.
El contexto del aula, como lugar donde se producen procesos de enseñanza y aprendizaje tanto intencionados como no intencionados, tiene una serie de propiedades distintivas que afectan a las personas que allí interaccionan y actúan, pese al tiempo de organización de los alumnos y alumnas que se hayan establecidos y a la filosofía educativa a la que este adherido el profesorado.
El currículum oculto

Se refiere a todo el aprendizaje del alumno que no encaja con, o que no viene expresado en, las metas explícitamente manifiestas de la escuela. Jackson sugiere que este tipo de aprendizaje oculto es significativo para el éxito de los alumnos y los profesores en la escuela; en realidad debe dominarse si quieren que la etapa transcurra satisfactoriamente.

La importancia del currículum no oficial, resulta decisiva para entender los procesos y resultados que tienen lugar en el ámbito escolar. Así, Jackson crea el concepto de "Currículum oculto" con el cual se refiere a la variedad de influencias educativas que no están formalmente consignadas en el currículum prescripto.
Así señala Jackson en su obra "La vida en las aulas" (en dónde no solo introduce el concepto de currículum oculto sino que introduce la perspectiva racial en la investigación educativa de la época) que la asistencia de los niños a las escuela en nuestra sociedad es una experiencia tan corriente que no nos detenemos a pensar qué es lo que efectivamente allí ocurre. Para apreciar el significado de los hechos insignificantes del aula es necesario considerar la uniformidad del entorno escolar y la obligatoriedad de la asistencia diaria. Los niños permanecen largo tiempo y están en ella independientemente de que esto les guste o no.
Muchas características de la vida escolar no son frecuentemente mencionadas y comprenden tres hechos vitales que hasta el más pequeño debe aprender a abordar:
Masa: el niño que debe aprender a vivir en el entorno del aula, debe aprender a vivir en el seno de una masa, Las actividades siempre se realizan en presencia de otros lo que tiene profundas consecuencias para la calidad de vida de los alumnos.
“Aprender a vivir en un aula supone, entre otras cosas, aprender a vivir en el seno de una masa…la mayor parte de las actividades realizadas en la escuela se hacen con otros, o al menos, en presencia de otros y esto tiene profundas consecuencias para la determinación de la calidad de vida de un alumno”. En ese contexto, el profesor se transforma en el “limitador” de los acontecimientos e interacciones, en aquel que marca los horarios comunes y pone coto a los impulsos individuales. Este carácter de masa frente a las expectativas institucionales provoca situaciones complejas como el hecho de que se le exige al alumno(a) que ignore a los que tiene alrededor:
“Los alumnos deben comportarse como si estuviesen solos cuando la realidad es bien distinta. Han de fijar sus ojos en el papel cuando otros les hacen muecas…no es raro encontrar alumnos sentados frente a frente en torno a una mesa mientras, al mismo tiempo, se les exige que no se comuniquen entre si…tendrán que aprender a estar solos en el seno de una masa si pretenden triunfar en sus estudios”.
Claro, nos dice Jackson, los adultos acostumbramos a estar solos en medio de una masa (en la fábrica, en el transporte colectivo, en los estadios, entre otros) por lo que esto no nos parece significativo. Pero esta situación en el aula se diferencia mucho de las anteriores por dos motivos: en el aula no estamos entre una masa de desconocidos sino de un conjunto de personas con las cuales compartimos años e incluso vínculos de amistad, y por otra parte, la asistencia al aula no es voluntaria y la mayor parte del tiempo, el trabajo en que se supone han de concentrarse los alumnos tampoco lo es. Por esto, se entiende que la tendencia a comunicarse sea más fuerte en el aula que en las otras situaciones, pero su choque con las “necesidades institucionales” la transforma en objeto de control y represión si es necesario.
Por otra parte, esta situación de masa o “hacinamiento” como la llama también Jackson, significa que no todos los alumnos(as) pueden ser atendidos al mismo tiempo o siquiera alcanzan a ser considerados en su totalidad por el profesor(a). Aquí es donde aparece el currículum oculto que transforma en virtud esencial a la paciencia. Paciencia que no es privativa de la escuela, sino también juega un rol esencial en la fábrica, oficina, hospital o prisión: “en todos esos ambientes, los participantes deben “aprender a trabajar y esperar”. En un cierto sentido tienen también que aprender a sufrir en silencio…se espera de ellos que soporten estoicamente los continuos rechazos, demoras e interrupciones de sus anhelos y deseos personales”.
Elogio: la escuela es un recinto evaluativo. Todas las palabras y las acciones son siempre evaluadas. El niño debe internalizar los criterios y códigos de evaluación permanente.
Con el concepto de elogio Jackson se refiere principalmente al carácter evaluativo de las escuelas, donde “lo importante no es sólo lo que hacemos, sino lo que otros piensan que realizamos. La adaptación a la vida escolar requiere del estudiante que se acostumbre a vivir bajo la condición constante de que sus palabras y acciones sean evaluadas por otros”.
Probablemente no existen muchas otras instancias o situaciones aparte de la escuela donde una persona se encuentre prácticamente siendo evaluada en forma permanente. Y es al profesor(a) a quien se le exige que formule juicios sobre el trabajo y la conducta de sus alumnos y que se los comunique a estos y a otras personas. (Pero el alumno(a) no es sólo evaluado por sus profesores, sino también por sus otros compañeros y aún por si mismo, en una autovaloración). Esta evaluación permanente no se refiere sólo, ni principalmente a los exámenes o pruebas académicas del tipo que sean, sino que también los alumnos(as) son evaluados en función de su ajuste a las expectativas institucionales y de su conducta. En ese contexto los alumnos(as) desarrollan estrategias adaptativas al carácter evaluativo prácticamente permanente de la escuela: “comportarse de manera que promueva la probabilidad del elogio y reduzca la del castigo; comportarse de modo que se disimulen los fallos en el cumplimiento, en suma, engañar; desligarse emocionalmente, así el alumno(a) ni se siente exaltado por el éxito ni deprimido por el fracaso.”
Poder: La escuela es el lugar de división entre fuertes y débiles, el maestro y el alumno.
El tercer elemento que analiza Jackson es el poder, o más bien, la desigualdad de poder. Obviamente esta no es una característica sólo del mundo de la escuela, desde que nacen los niños y niñas se enfrentan a la realidad de la autoridad de un adulto, especialmente sus padres. Pero el profesor es un adulto con el cual no hay en principio ninguna cercanía ni intimidad, por lo que para el niño(a) eso significa “aprender a recibir órdenes de unos adultos que no los conocen muy bien y a quienes ellos mismos tampoco conocen íntimamente”. Esto no niega que en ocasiones se establezcan relaciones de gran proximidad y afecto entre profesores(as) y alumnos(as), pero generalmente eso se da por factores personales de ambas partes y no por las características institucionales de un espacio que no está estructurado para que aquello suceda. En ese contexto, el profesor(a) no sólo determina lo que no se debe hacer, sino que también prescribe “lo que se debe hacer”, o como lo expresa en esta imagen Jackson “sentado ante una mesa, el estudiante está en disposición de hacer algo. Tarea del profesor es declarar qué será ese algo”.



De esta forma, los alumnos se enfrentan de tres maneras (como miembros de una masa, como receptores potenciales de elogios o reproches y como peones de las autoridades institucionales) a aspectos de la realidad que, al menos durante los años de su niñez, están relativamente limitados a las horas transcurridas en las clases.
Un profesor llega a tener hasta mil interacciones personales diarias. Es regulador que controla el flujo del diálogo en el aula. Es proveedor y distribuye los recursos materiales (relacionado con otorgar privilegios). Asigna deberes ambicionados (como participar del grupo de seguridad en el tránsito). Sirve de cumplidor del horario. Todas las tareas del profesor están ligadas por un tema en común. Responden de una forma u otra al hacinamiento en el aula. La actividad frenética del profesor tiene interés en el presente contexto sólo en cuanto esa conducta nos dice algo de cómo es la escuela para los que se encuentran en el extremo receptor de la acción del profesor. Su actuación tiene el efecto limitador sobre lo que podría pasar si se diese rienda suelta a los impulsos individuales. Nuestro presente tendría que ser drásticamente modificado. Resultan algunos tipos de control necesarios para que los objetivos de la escuela y para evitar el caos.
Así, multitud, el elogio y el poder se combinan para dar un sabor específico a la vida en el aula y forman colectivamente el currículum oculto que cada alumno y cada profesor deben dominar para desenvolverse satisfactoriamente en la escuela. Resulta útil concebir la existencia en el aula de dos Currículo y podemos preguntarnos si las mismas fuerzas son responsables de los logros intelectuales de los alumnos.
El autor Jackson acudió a un recurso muy grandioso que es la investigación de campo donde atraves de ello podía observar a cada uno de los alumnos, señalado en su obra “la vida en las aulas” donde introduce el término de currículo oculto, un aprendizajes que son incorporados por los estudiantes aunque dichos aspectos no figuren en el currículum oficial.
Retoma la parte importante en una sociedad que es la escuela donde se forman a los niños y niñas pero que indudablemente en algunos casos no nos detenemos a pensar qué es lo que efectivamente ocurre allí y él se dedico a recabar información visitando las escuelas.
También menciona tres aspectos de la vida escolar; masa, en que el niño debe aprender a vivir en el entorno de una aula y convivir con muchos compañeros, el elogio es vivir bajo la condición constante de que sus palabras y acciones sean evaluadas por otros y poder donde el maestro es el que manda y da indicaciones y el alumno solo espera para realizar lo que se le indique.
Al final se da cuenta que el currículo oficial está apoyada del currículo oculto aunque no este establecido es una aprendizaje que se da a conocer.

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